viernes, 14 de febrero de 2020

CAPITULO 172 (TERCERA HISTORIA)






Nada más leer el mensaje de Paula, supo que algo no andaba bien. Sin embargo, no le dio tiempo a contestarle porque Manuel irrumpió en su despacho, acompañado de Mauro. El mayor de los Alfonso le entregó el periódico.


—¿En serio? —exclamó Pedro, al leer la portada y ver la foto de Elias.


Se levantó de la silla y se quitó la bata blanca. 


Se colocó la chaqueta del traje. No tenía nada más que hacer en el hospital, excepto terminar unos informes, pero no corrían prisa. Era viernes y hasta el lunes no trabajaba.


Estaba deseando estar con su novia y no pensaba malgastar un solo segundo.


—Espera —le dijo Mauro, serio—. Hay rumores de que la caída del bufete de Chaves es debido a que Paula rompió con Anderson.


Aquello lo paralizó.


—¿Qué quieres decir?


—Tengo una teoría —anunció el mediano—. Y es mejor que escuches mi teoría antes de que te expliquemos lo que dice la prensa sobre el bufete, porque, de hecho —alzó una mano—, no es porque soy listo, que lo soy — sonrió con suficiencia—, pero cuando escuches mi teoría no te hará falta lo demás.


—Pues venga —lo instó Pedro, cruzándose de brazos.


—Anderson se está vengando porque Paula rompió con él por ti — declaró Manuel, introduciendo las manos en los bolsillos del pantalón—. Primero, manipuló a su madre, pero no consiguió nada. Ahora que está contigo, es más que evidente por qué, de repente, tras el anuncio de la ruptura de su compromiso con Anderson, el bufete empieza a perder juicios.


—Pero es donde Anderson trabaja —les recordó él—. Sería un gilipollas si atacase su propio medio de vida. Si no es por Elias y por el bufete, Anderson no es nadie, ni nada.


—Exacto —apuntó el mayor, asintiendo—. Anderson puede haber crecido desde que adquirió un puesto importante en el bufete. Intentó forzar a Paula. Ese tío es capaz de cualquier cosa. Y tendrá mano para sobornar a gente. ¿Y si es él quien ha filtrado la noticia a la prensa? ¿Crees que Chaves sería capaz de hacer algo así, de sacar a la luz que su propio negocio está decayendo?


—Claro que no —respondió Pedro, pensativo.


—La prensa lo ha insultado desde la fiesta del Club de Campo —comentó el mediano—. La prensa os adora a Paula y a ti, Pedro, pero a Anderson lo desprecian. Y Anderson es un tipo que valora enormemente su reputación. Ten cuidado. Paula y tú estuvisteis al principio en secreto porque ella no se atrevía a terminar con Anderson por miedo a defraudar a sus padres. Ahora, el bufete va fatal y es noticia de portada.


—¿Qué quieres decir? —le exigió Pedro, furioso—. Pau no me abandonará por esto. ¡No!


—Tranquilo, Pedro —lo previno Mauro, palmeándole la espalda—. Pero lo que dice Manuel no es muy descabellado. Y la madre de Paula debe estar que trina... —silbó—. ¿Has hablado con Paula hoy?


—Me acaba de mandar un mensaje —gruñó hacia Manuel—. Me necesita, imbécil.


—Tengo otra teoría, pero mejor me la guardo —sonrió con tristeza.


—Sí —convino él, abriendo la puerta—. Guárdate tu jodida teoría de mierda, Manuel. Paula no va a dejarme. No lo hará.


—Eso espero... —musitó el mediano de los Alfonso antes de que Pedro se marchara.


Yo también lo espero, pensó Pedro, muerto de miedo ante tal posibilidad, aunque jamás se lo admitiría a nadie.




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