sábado, 14 de diciembre de 2019
CAPITULO 145 (SEGUNDA HISTORIA)
Se quedaron todos a cenar. Mauro y Paula cocinaron, encantados.
—Por cierto —dijo Catalina, preparando la mesa baja del salón—, tu cumpleaños es dentro de poco —se dirigió a Bruno—. ¿Has pensado en algo, tesoro?
—Todavía queda un mes, mamá —se quejó Bruno, haciendo una mueca.
—Veinte días exactamente, cariño —lo corrigió su madre con una deslumbrante sonrisa—. ¿Te apetece una barbacoa, igual que el año pasado?
—Vale —accedió su hermano pequeño, receloso—, pero no invites a tus amigos. Quiero algo sencillo, por favor.
—Se lo diré a los abuelos. ¿Alguien más?
—Juana y Ale, por supuesto, estáis invitados. Y decídselo a Jorge.
—Gracias, Bruno—aceptó Juana, muy contenta—. Allí estaremos, ¿verdad, cielo?
—Claro, Bruno —convino Ale, sonriente.
—También, Carlos y Sara, Zai —añadió Bruno.
—¡Gracias, Bruno! —exclamó Zaira, ilusionada—. Te quieren mucho, no se lo perderán por nada del mundo.
Se acomodaron los mayores en el sofá y los jóvenes, en el suelo, en torno a la mesa, para cenar en familia, incluido Mau Alfonso, que no se separaba de los dos niños, dormidos en sus correspondientes cucos.
Juana acordó que al día siguiente se pondría en contacto con el doctor Mateo por si podía sonsacarle alguna información válida. Ese era el primer paso.
Pedro rezó una plegaria para recibir buenas noticias.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario