jueves, 13 de febrero de 2020

CAPITULO 167 (TERCERA HISTORIA)





—Gracias, doctor Pedro—le dijo Paula al montarse en el coche—. Si no es por ti... —suspiró, recostándose en el asiento y bajando los párpados—. Les he contado todo: mi viaje a China, mis ataques de ansiedad, lo mucho que echo de menos a Lucia... —dos lágrimas descendieron por sus mejillas—. Y ahora es todo un poco raro... Me han pedido permiso para hablar con el doctor Fitz. Les he dicho que, si lo necesitan, lo hagan. Quizás, debería haber hecho esto antes —hundió los hombros—. Quiero irme a casa.


Él le besó la mano y arrancó.


Se metieron en la cama en cuanto llegaron al ático. Ella tardó unos segundos en ser atrapada por el sueño. Estaba agotada a nivel psíquico también. Muchas emociones en poco tiempo.


Al día siguiente, Pedro acudió al despacho de Mauro después del almuerzo. Manuel y Rocio estaban allí tomándose un café. Se sentó en el sofá, a la derecha; era igual que su propio despacho, pero con diferentes vistas —el de Mauro estaba ubicado hacia el Boston Common—. Les contó la cena con Elias y Karen.


—Acabo de hablar con Pau —les dijo Pedro—. Está con mamá y con Zai preparando la fiesta. Han quedado con los dueños de los tres refugios dentro de una hora.


—¿Qué es lo que pasa? —indagó Mauro, desde su silla de piel—. Estás muy serio.


—No sé... No creo que Karen cambie de actitud hacia mí. Creo que es fachada.


—Dale tiempo —le aconsejó Manuel, en el otro extremo del sofá, con su mujer recostada en su pecho; le acariciaba el vientre de forma distraída, aún plano porque solo estaba de una falta de embarazo.


—Creo que nunca me aceptará —confesó Pedro, observando un punto fijo del suelo—. Y también creo que Anderson va a seguir haciendo de las suyas.


—Ayer lo vieron —declaró Rocio, incorporándose para mirarlo—. En el restaurante. Me lo dijo Zaira anoche. Paula lo echó de malas maneras. Él se acercó a la mesa y la amenazó con contarle a Karen que Paula había reemplazado a su madre por la tuya.


Los tres hombres gruñeron.


—Ese tío es gilipollas —resopló el mediano.


—O muy listo —lo corrigió Pedro, entornando los ojos—, porque siempre tiene a Karen de su parte. Y no se va a quedar de brazos cruzados —chasqueó la lengua—. Estoy convencido de que Karen hablará con él para contarle lo de
ayer, tanto la conversación de Pau como la cena conmigo, y Anderson hará algo al respecto —se revolvió los cabellos, frustrado—. ¿Es que nunca vamos a estar bien? Mientras Anderson esté a nuestro alrededor, siempre habrá algo.


Ninguno comentó más, todos estaban de acuerdo con él.


Pedro regresó a su planta y se dedicó a comprobar el historial clínico de sus pacientes, con la ayuda de Walter y de Tammy, reunidos los tres en su despacho. Era su segundo día, después de un mes de vacaciones, y su primera guardia.


—Me voy un par de semanas en septiembre —anunció Hernan—. La primera quincena, si se puede. ¿Te parece bien?


—Claro. No hay problema. Y no hagas más guardias, a no ser que te avise por alguna urgencia.


—Acabas de llegar, Pedro, relájate —señaló Tammy con una sonrisa divertida—. Además, ayer estrenaste bien el despacho, ¿eh?


Walter soltó una carcajada. Pedro se sonrojó, pero se contagió de las risas.


Terminaron de coordinar los pacientes, las guardias y las operaciones para el siguiente mes. Le gustaba planificarse por adelantado y quedaban menos de quince días para iniciar septiembre. Y cada uno volvió a su puesto.


La jornada anterior había sido un caos emocional para Pedro. Por la mañana, había estado distraído por el repentino enfado de Paula tras informarle de que volvería a trabajar. Luego, su visita sorpresa y los dos increíbles encuentros sexuales que habían tenido, porque habían sido impresionantes... ¡Ella había sido impresionante!


Todavía lo recordaba, y se excitaba tanto que tenía que obligarse a centrarse en el trabajo, pero, aunque procuró hacerlo, pasó el resto de la jornada pensando en ella. Pajaritos y más pajaritos poblaron su mente. Y su corazón lo dejó sordo por tan dinámico y rápido como latía. Si sufría un infarto, no le extrañaría...




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